Ellas son, por orden de antigüedad: Elisa, Carmen Herrero y Lola. Los compañeros de trabajo les rendimos un sencillo, pero entrañable, homenaje el viernes pasado. Primero, una Eucaristía, para desplazarnos más tarde a cenar a un bonito complejo a las afueras, y fue allí donde les hicimos entrega de unos cuantos regalos de despedida.
No faltaron tampoco algunas travesuras que les tenían preparadas, que nos hicieron pasar un rato muy divertido. Nada más llegar, cada asistente eligió una careta que luego sirvió para dividirnos en tres equipos, con los que participamos en un concurso musical, amenizado por una pequeña orquesta contratada para la ocasión. Ejerció como una gran presentadora nuestra compañera Teresa Flores, con esa gracia natural y genuina que la caracteriza. Risas, abrazos y baile hasta la madrugada quedan para el recuerdo.
Escribí unos versos para cada una de ellas, como viene siendo costumbre, puede ser que con más buena intención que acierto, pero con todo mi cariño.
¿Quién
nos dijera, Elisa, amiga mía,
cómo
han pasado tantos soles y lunas,
lecturas,
geografía, restas, sumas,
madrugones,
sofocos y alegrías…?
Sembraste
en tu camino, día a día,
semillas
de paciencia con dulzura,
en
campos de oración y de cultura
que
hiciste florecer con tu valía.
Llegó
el momento de jubilación,
de
prestarle tu tiempo a lo sencillo,
regalar
tus horas y dedicación
a tus
hijas, a tu nieto, a tu marido.
Sentir
el abrazo de corazón
de
aquellos que caminamos contigo.
Otra homenajeada
de este triunfal triunvirato
es nuestra Carmen Herrero,
formal y de amable trato,
que impartiendo sus materias
con maestría y con pasión
consideran sus alumnos
es toda una institución.
A partir de este momento
-y si a ti te da la gana-
pasearás por las mañanas
abrazada por la brisa
de una playa gaditana,
y por poner un ejemplo,
que se me ocurre deprisa,
digamos que por Chiclana.
Te deseo sinceramente
seas feliz toda tu vida,
te relajes en Pilates
y lleves en tu mochila
los recuerdos entrañables
de estos años
de andadura compartida.
¿Qué suena por el pasillo:
una tormenta, un ciclón…?
Es Lola pegando chillos
a un alumno
una mijina bribón.
Se acabaron los apoyos,
claustros y sustituciones,
y las clases de Sociales,
que luego hay que corregir
montonera de controles.
Te echaré mucho de menos,
aunque seas muy protestona,
también una gran compañera,
cariñosa y besucona.
No nos olvides y ven
a vernos de vez en cuando.
Trae tu abrazo y tu alegría
a los que, al pie del cañón,
seguiremos trabajando
con paciencia y valentía.
¡HASTA SIEMPRE!
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