TRENZAS
Escupe el mar en cada ola
lágrimas enquistadas,
un llanto de espuma blanca
que ruge en el silencio
de la rabia contenida.
Ejércitos de volantes líquidos
repiten su danza, incansables,
pespunteando orillas resignadas.
Se abren camino las trenzas
de azul verdoso, impacientes
por cubrir con su abrazo los jirones
de la tristeza desprevenida.
Se escapa la luz de puntillas, tras las
siluetas de hormigón,
mientras empieza a florecer
un mosaico de estrellas
decorando la penumbra.
Se respira aire limpio y la paz,
rezongona, se hace hueco
entre suspiros.
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