Pertenezco a una promoción de colegialas que finalizó su Bachillerato Superior en el colegio Josefinas, allá por el año 1976.
Por aquel entonces no éramos conscientes de los lazos que estábamos tejiendo en nuestro día a día en las aulas, la capilla, los pasillos, el patio, el salón de actos...
Conseguimos reunir para celebrar nuestras "bodas de plata" un gran número de compañeras, muchas de ellas desperdigadas por toda la extensa geografía de España, que tan bien aprendimos de la M. Práxedes.
Fue el principio de una nueva relación, que hemos ido fortaleciendo con los años, y con ayuda, por qué no reconocerlo, de las nuevas tecnologías. El whatsapp nos ha facilitado en el último año llegar a la vida de cada una, para compartir alegrías y penas, y tener encuentros no virtuales de cuando en cuando, es decir, de los que a nosotras nos gustan: con abrazos, besos, achuchones, risas, lágrimas..., compartiendo mesa y mantel, incluso piscina.
Ayer, una vez más, conseguimos congelar el tiempo. Volvimos a ser cada una de aquellas niñas de colegio de monjas, con nuestras conversaciones de patio de recreo, nuestras confidencias en corrillo, ni siquiera nos faltó un examen escrito en el que copiamos las respuestas a la de al lado... Por supuesto, todas sacamos muy buena nota, aunque alguna rozó la excelencia.
Unas cuantas repartieron regalos, con una importante carga emocional, que todas recibimos con emoción. Gracias por ser como sois, cada una tan especial. Las de aquí y las vinísteis de lejos.
Nuestro himno, "Resistiré", al que Marisa puso letra adaptada al grupo, sonó en los cielos extremeños septembriles entonado por nuestras voces y por nuestros corazones, sabedoras del cariño que arropa nuestra madura amistad.
Hoy es día de resaca pepil, pero que nos quiten lo bailado... Las que físicamente no nos acompañaron pudieron compartir nuestro encuentro a través de las fotos que íbamos enviando al chat.
Hasta la próxima, compis,¡sois las mejores!
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