Entre este hombretón de perfil clásico y el que vino al mundo el 21 de febrero de 1.992, año olímpico y de la Expo de Sevilla, median ya 22 años.
Entonces eras el "gordo Pilocho", un bebé de dimensiones extraordinarias, nacido en el seno de una familia que, con tu incorporación, pasó a ser numerosa.
Aunque no estemos contigo físicamente el día de tu vigésimo segundo cumpleaños, siéntenos muy cerca, porque estarás presente en nuestros pensamientos y nuestras conversaciones, y por descontado, en nuestros corazones.
Para mí siempre serás mi niño chico, por muchos años que cumplas...
Sopla las velas de tu tarta y pide tu deseo con fuerza y convicción...
¡Y no te olvides de ser feliz!
Taloviu, cariño.
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