El mundo no se ha acabado, a pesar de
tanto agorero. Sí ha terminado el decimotercer Baktún de la cuenta larga del
calendario maya, como las clases en los colegios, el otoño, la semana, y en
pocos días el mes de diciembre y el maldito año 2.012.
También podemos dar por
finalizado el consumismo enfervorecido que nos poseía años atrás, porque en la
actualidad también se nos acaban antes los euros, así como la paciencia de los
pacenses en los atascos en algunas calles, provocados por obras convenientes
pero inoportunas.
Se les acabó el tiempo a las víctimas de la escuela de
Connecticut, porque a su verdugo se le oscureció la cordura, y a los que
pasaron voluntariamente a mejor vida, con tal de no sufrir la humillación de un
desahucio. Se terminó la extra de Navidad, lo mismo que la calidad de vida para
muchos trabajadores, que empiezan a creer que los tiempos pasados fueron un
espejismo.
Y no quiero finalizar esta carta sin felicitar las fiestas a las
personas de bien y animarlas a vivir con ilusión la nueva era, porque está
claro que, definitivamente, se acabó lo que se daba.
¡Au revoir!
Publicado en "Cartas al Director" del periódico HOY, el domingo 23 de diciembre de 2.012.
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