El pasado mes de mayo ha dado de sí hasta límites insospechados. Otra actividad en la que he participado, por pertenecer al comité de nuestra oenegé "Taller de Solidaridad", ha sido la celebración de una "merienda solidaria", cuya recaudación irá destinada a un proyecto en Nicaragua. La fecha se acordó para el jueves, 17 de mayo.
No es la primera vez que la llevamos a cabo, nuestra primera experiencia fue el año pasado, por estas mismas fechas, y el resultado fue tan satisfactorio, que decidimos repetir el evento.
Muchos profesores se ofrecieron voluntarios para servir, vender los tickets, y recogerlo todo al término de la merienda.
Lo más gratificante es la respuesta inmediata y desinteresada de los padres para involucrarse en el proyecto. Se les pide que lleven algún dulce y alguna bebida para merendar. Suelen hacer bizcochos caseros, perrunillas, tartas variadas, y para beber: refrescos, zumos, batidos... Todas las viandas se porcionan y se colocan en mesas en el porche del patio, y las bebidas en una nevera que tenemos para estas ocasiones, y cada cual pide lo que le apetece de comer y de beber, a cambio de un ticket que previamente hay que comprar, por el módico precio de 1 euro.
Es una excusa para reunir a familias enteras en el patio del colegio, por una noble causa. Al mismo tiempo, habilitamos espacios (el gimnasio, por ejemplo), para llevar a cabo talleres de papiroflexia, globoflexia, maquillaje..., capitaneados voluntariamente por miembros del MSJ (Movimiento San José), para que los más pequeños estén entretenidos y vigilados.
Otro de los reclamos estrella consiste en un triangular de fútbol entre padres, profesores y alumnos. Hubo tanta demanda para formar parte de los equipos, que me vi en la necesidad de organizar una liguilla previa entre alumnos de secundaria y bachillerato, para designar el equipo finalista que jugaría la tarde de la merienda.
En primer lugar jugaron los equipos federados de niños en edad infantil, que son entrenados en el colegio, y compiten con otros colegios.
Hubo diplomas para todos los participantes en nuestra particular fiesta del fútbol.
Padres con sus hijos...
...alumnos de primaria...
...de bachillerato...
...algún suertudo que se encontró con dos diplomas a su nombre por equivocación...
...hermanas que recogieron el diploma a los que ya se habían marchado sin avisar...
...y peques que posaron como grandes estrellas del balón por un día.
Una tarde fantástica, sin duda, para todos, y un objetivo conseguido: una nada desdeñable cifra para mandar a Nicaragua.
No nos quedará más remedio que institucionalizar esta iniciativa para repetirla cada primavera.
¡Lo pasamos en grande!
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