Donde hay patrón, no manda marinero.
Es largo el camino recorrido como docente, lo que me ha obligado a adaptarme a todos los cambios educativos, desde la década de los 80, impuestos por los mandamases de turno.
Me indigna que la mayoría de los que marcan el rumbo a seguir no hayan pasado por la realidad de los colegios más que en su infancia y adolescencia, lo que debería inhabilitarles para dictar leyes como churros, desde su poltrona, pero lo hacen cada vez que tienen una ocurrencia o pretenden marcar su estilo.
No voy a entrar en disquisiciones ni voy a emplear vocabulario que ni los maestros manejamos con soltura, ni falta que nos hace tanta palabrería. Pero voy a exponer uno de los puntos que no comparto, aunque lo acate rigurosa y resignadamente.
Resulta que la nota final del alumno en cada materia no puede ser más baja que la nota que haya obtenido en el tercer trimestre. Eso es así, y punto. El argumento se explica por la evaluación continua y bla, bla, bla.
Yo imparto, la mayor parte de mi horario, Educación Física. Me viene bien este ejemplo para hacer comprender lo improcedente de esta norma, absurda para mí.
El último trimestre he trabajado en mis clases expresión corporal, ritmo y coordinación, entre otros contenidos. Los alumnos que han trabajado sus coreografías en equipo con gusto, porque se les da bien y disfrutan esa tarea, han sacado una nota excelente. No importa que en el primer trimestre y el segundo sus calificaciones hayan sido pésimas, porque su nota final debe ser igual o superior a la del tercer trimestre.
No es justo. Lo justo sería hacer una media sin ese requisito. No me parece razonable que un alumno que tenga un 5, un 4 y un 8 obtenga una nota final de 8. Porque las actividades que se llevan a cabo cada trimestre son bien distintas y a unos se les dan bien las pruebas de aptitud física, por decir algo; a otros los juegos con balón o con raquetas; y a otros los bailes regionales. Nada tienen que ver unas pruebas con otras. Sin embargo, el orden en que se evalúen puede incidir en el resultado final y eso es discriminatorio.
Dicho queda, para lo que va a servir… La inmensa mayoría de los alumnos no conocen esta norma, así que más de uno se va a encontrar por sorpresa con este “regalito”.
Muchas incongruencias y cada vez peor, lo digo sinceramente. Ojalá solo fuera esto. Pero, “donde hay patrón, no manda marinero”.
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