Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Ilusiones congeladas


             
Pues sí: mis ilusiones están congeladas, como las pensiones, hasta que Sánchez forme gobierno. Sin prisas, eso sí. Comenzamos el año 2019 con el corazón encogido por el penoso rescate de Julen en enero, con un trágico desenlace, y en febrero comenzó el juicio de los líderes políticos del proceso independentista catalán, asunto que se ha convertido en la historia interminable del panorama político español.


En marzo la población entró en pánico con la primera caída mundial de las redes sociales más populares, como son Facebook, Instagram y WhatsApp. Volvieron a fallar en abril, el mismo mes en que se celebraron las elecciones generales anticipadas. Entonces ni siquiera imaginábamos que terminaríamos el año sin gobierno…


En mayo hubo elecciones al Parlamento Europeo, y el Valencia se alzó con la Copa del Rey, al ganar al F.C. Barcelona en la final, en el estadio Benito Villamarín de Sevilla.


En junio pudo celebrarse en la catedral parisina de Notre Dame la primera misa tras el incendio que la devastó dos meses atrás, ante el estupor de todos. Y en julio, nueva caída de las redes sociales, por primera vez para Twitter. En Reino Unido, el excéntrico y controvertido periodista Boris Johnson asumió el cargo de primer ministro, sucediendo a Theresa May, con el persistente objetivo de cumplir el Brexit prometido.


Agosto fue un mes de titulares para la activista medioambiental Greta Thumberg, mientras un brote de listeriosis se extendía por la península ibérica. Septiembre abundó en huracanes, incendios, accidentes aéreos, naufragios y terremotos en distintos puntos del globo.


Las protestas en Cataluña por el juicio a independentistas catalanes nos colmaron las retinas de imágenes indeseadas en el mes de octubre, aunque rivalizaron con la polémica exhumación de Franco, y el traslado de sus restos desde el Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio.


Pocos días después volvimos a ejercer nuestro derecho al voto porque, con los resultados de la votación de abril, nuestros políticos no fueron capaces de llegar a ningún acuerdo. Da la sensación que, como la culpa es nuestra, tenemos que ir a la repesca. Volvimos a votar inconvenientemente porque, a día de hoy, seguimos a la deriva. El nuevo paso por las urnas causó estragos en Ciudadanos, y Rivera dimitió dignamente.


Una performance de feministas se viralizó, al grito de “el violador eres tú…”, y por cuarta vez se produjo otra caída mundial de Facebook e Instagram.


Y, llegados a diciembre, el culebrón Puigdemont/Junqueras/Pujol y compañía sigue copando los noticiarios, mientras Sánchez se come los turrones en familia, atrincherado en sus aposentos de la Moncloa, por si tiene que abandonar la mansión en fechas próximas, después de haber devastado el país y la paciencia de todo hijo de vecino.


Como para tener ilusiones… Solo pido al 2020 que ponga a cada cual en su sitio, que ya está bien.




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