Lo engañé totalmente. En teoría nos íbamos a reunir con nuestros hijos, pero estaban compinchados sus hermanos y un grupo de amigos para darle una sorpresa en su cumpleaños. Cayó en la trampa como un pardillo, pero disfrutamos la efeméride de una forma especial y entrañable.
Es una cifra rotunda, que no debe pasar desapercibida en la vida. Hay que marcarla a fuego en el recuerdo.
El día acompañó, además de nuestros hijos...
Hermanos y cuñados...
Algunos sobrinos...
Y un puñado de buenos amigos (aunque solo posamos las féminas...)
Mil gracias a todos mis cómplices para hacer pasar a Mane un día inolvidable. Lo pasamos estupendamente.
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