Mercurio por testigo
Cae, como un lejano retazo de historia,
esa lágrima de carbón que escribe tu nombre,
que huye acobardado en el revés de lo cierto.
Esparzo sobre el blanco lienzo
la tinta de la traición que enfanga mi tristeza,
que explota en el mismo corazón de mi poema,
desafinando mis versos,
jirones de emoción descerrajada.
Ya no pasearemos de la mano
por el mar de los sueños,
ni nos leeremos los labios
en la penumbra del silencio compartido.
Descansaré en la ignorancia,
creeré mis propias mentiras,
desapareceré sumisamente
arrastrada por la corriente de la rutina.
Puede que me ahogue en ese río de besos que
guardé en la esquina del tiempo,
con Mercurio por testigo.
Abrigaré la esperanza de izar algún día
la bandera del amor en la cúspide de esa torre
que perdió su verticalidad, a punto de convertirse,
como tus caricias,
en escombros de papel.
Quisiera convertir en luz tu alma de escarcha.
Busco la palabra precisa que te defina,
escarbando la tierra que abono en la
plaza de mi soledad,
y solo consigo emborronar
tus renglones torcidos de desengaño.
Poema publicado en la antología de poetas pacenses "Cuaderno de Banco de Badajoz", por la editorial navarra "R de rarezas", patrocinado por la Diputación de Badajoz. (2019)
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