Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 18 de enero de 2018

Jubilación al estilo Candy Crush




En unas declaraciones en televisión escuché decir a Celia Villalobos que ella está divinamente a sus 68 años, y ole por ella, que no tiene complejos ni mucho menos abuela. Yo tengo unos cuantos menos, y también estoy divina de la muerte, (igualmente soy huérfana de abuela), pero soy consciente que voy perdiendo la energía que tenía para trabajar tiempo atrás. Irremediablemente, establezco comparaciones: yo lidio con 30 niños por hora, 25 horas a la semana, ininterrumpidamente desde hace la friolera de 35 años, y mientras estoy con ellos intentando enseñarles algo, no me da tiempo de jugar al Candy Crush, ni de echar una siesta en la poltrona. 




Terminada mi jornada lectiva, cuando voy de vuelta a casa, no tengo un chófer que sortee el tráfico y se estrese por mí. Y cuando llego, me toca zafarrancho de combate doméstico. Por si fuera poco, dos tardes a la semana acudo al centro para asistir a reuniones, cursos de formación, atención a padres o trabajo personal, como correcciones o preparación de clases. Ella, a mi lado, incluso teniendo 10 años más, está seminueva. Por lo tanto, Celia, a tu ritmo podrás trabajar hasta los 80, con dos tacones, pero permíteme que yo lo haga solo hasta los 65, que ya estaré bien amortizada y habré cotizado por ti, por mí y por todos mis compañeros. No hay nada como ponerse en el lugar del otro, eso que ahora se denomina empatía, que es lo que a ti te falta, querida.





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