He culminado otro gran capítulo de mis obligaciones maternales: dotar a mi tercer hijo de las herramientas académicas necesarias para que emprenda el vuelo hacia su futuro profesional.
Fuimos a acompañarle en un día tan especial como el de su graduación, todos excepto su hermano Alberto, que no pudo por motivos de trabajo.
Sevilla es siempre un destino agradable, aunque solo se vaya de paso. A Mane y a mí, que estudiamos en la ciudad hispalense, nos trae preciosos recuerdos. y cruzar el Guadalquivir por cualquiera de sus puentes, un gustazo.
Definitivamente, un día emocionante para todos. Estoy muy orgullosa de mi hijo y le deseo lo mejor, lo que le haga sentirse útil, realizado y feliz.
Me retiro, que estoy llenando de babas el teclado. Satisfecha de haber cumplido con creces con Dios y con la Patria.
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