Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

sábado, 2 de noviembre de 2013

La cleptocracia española


Cuando Adolfo Suárez echó a andar la democracia tras la muerte del dictador, no imaginaba que varias décadas después habría que acuñar otra terminología capaz de definir la situación por la que atraviesa lentamente nuestro país. 


Se hace imprescindible el uso de una palabra que retrate con nitidez nuestro sistema político y económico, en el que la corrupción está institucionalizada, el robo es el fin último de la ostentación de cargos de poder y relevancia, y las acciones delictivas quedan impunes. 


Cleptocracia es el término que mejor se ajusta a nuestra realidad y más despectivamente nos retrata ante el mundo. “El olvido está lleno de memoria”, decía Benedetti, y las hemerotecas también. El caso Bárcenas, las supuestas cuentas suizas de la familia Pujol, la trama Gürtel, los ERES falsos en Andalucía, la operación Malaya, los episodios Pallerols y Palau de la Música en Cataluña, las tramas de Palma Arena y Nóos, que salpican a Jaume Matas y al mismísimo yerno del rey, Iñaki Urdangarín… y tantos y tantos casos imposibles de mencionar todos en esta breve carta. 


Hubiese preferido tener como dirigente al archiconocido Alí Babá, por lo menos sé que en su corte lleva 40 ladrones y nada más que 40 ladrones. Pero ese es otro cuento.


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