Después de siete meses, aquí estoy de nuevo, a tus pies, a pesar de las zancadillas de la rutina, a pesar de las inclemencias meteorológicas, he vuelto para beber de tus vientos, para colmar de grises, verdes y azules mi retina, para impregnar de yodo mis poros, para arroparme con el murmullo de tus olas.
Quiero entonar un canto de paz que frene la prisa que cargo en mi mochila, que refuerce las alas con las que levantaré el vuelo de las obligaciones a la vuelta de la esquina, que llene las alforjas de voluntad y alegría hasta el siguiente solsticio.
Te he echado tanto de menos...
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