Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 20 de marzo de 2020

Mi jazminero y la primavera



Es 20 de marzo y, aunque hoy está lloviendo desde primeras horas de la mañana, la primavera está entrando sigilosamente en nuestras vidas, como cada año, sin pedir permiso.

Cuando llegue y se instale definitivamente le va a sorprender esta extraña quietud. Pero, aun así, irá salpicando los campos de florecillas, como si tal cosa.

Alguien tendrá que decirle que no habrá infelices a quien castigar con rinitis y estornudos alérgicos, porque todos estaremos atrincherados en nuestras casas, a buen recaudo de pólenes, gramíneas y bichos indeseables.

Seguro que no ha oído hablar todavía del Covid-19, que nadie los ha presentado formalmente. Lo mismo que mi jazminero que, ajeno a la situación que nos ocupa, ha eclosionado como es su costumbre, inundando mi patio de ese particular perfume dulzón que embriaga irremisiblemente al entrar en casa por la puerta de la cocina.

Es una pena que solo podamos disfrutarlo nosotros, porque nadie puede venir a visitarnos, desafortunadamente.

Podría aprovechar este post para lamentarme de este episodio non grato y adornar mi texto de argumentos apocalípticos, con lamentos y quejidos de plañidera, pero no. No voy a caer en la trampa del desánimo. 

Eso sí, cuando la alerta sanitaria sea un mal recuerdo (la económica merece otras consideraciones y nos va a durar más que un traje de pana), tiempo habrá de echar leña al fuego donde quemar a los responsables. Que me he quedado con sus caras.




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