Julio y, llenando las retinas, un sol que se desvanece en aguas del Egeo. Momentos mágicos que multitud de visitantes tratan de inmortalizar para llenar su cofre de los recuerdos.
El milagro se va fraguando ante la atenta mirada de los presentes, en medio de un silencio compartido.
Después del impresionante espectáculo, una cena romántica rodeados de vistas inolvidables. La moussaka era una auténtica exquisitez, todo sabe mejor en buena compañía.
Fin de la cita.
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