Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 13 de noviembre de 2011

PALABRAS MORIBUNDAS

  
     Este es el título de una interesante obra escrita por los periodistas Álex Grijelmo y Pilar García Mouton.

     Se trata de una recopilación de palabras que en la actualidad están en desuso en nuestro lenguaje coloquial, pero que los menos jóvenes hemos usado no hace tanto tiempo.  
     Una especie de museo lingüístico para disfrutar, solo o en compañía.



     Y como hoy estoy con la murria, en casa con el niqui y las chinelas, y me las doy de marisabidilla, es menester que me siente al pupitre con mi pizarrín como un parvulito, y os escriba unas letrillas, pardiez. Luego tomaré un piscolabis, para que no me dé un patatús.




                                          PALABRAS MORIBUNDAS

       A partir de cierta edad, el andancio y los alifafes son compañeros de camino. 

     Me encocora la abnegada obligación de pasar la aljofifa y recoger los archiperres que mis zascandiles dejan en el cornijal de sus aposentos. Son ellos muy superferolíticos, pero  cuando me enfado y me desato el mandil, se apresuran a hacerme el rendibú, me encetan cuatro besos, y todo vuelve a estar chipén.  

      ¡Córcholis! Hay que reconocer que soy más antigua que un topetón y más del campo que los ababoles

     Me voy a tumbar una mijina en la mecedora con un acerico en los riñones, voy a poner un elepé en el pickup con música de guateque, y voy a degustar un café con achicoria mientras leo “Palabras moribundas”, este libro nuevo que me ha prestado el zorrocloco de mi vecino. 

     Tiempo habrá, después de la siesta, para que esta pobre chiticalla se acerque al ultramarinos. Así estreno el vestido del siguemepollo estampado.





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