Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

lunes, 29 de agosto de 2011

GRIS

    
     Cada verano me entra la morriña en cuanto me huelo el final de las vacaciones. Es inevitable. Esta instantánea que tomó mi querida amiga Tere, apurando hasta la extenuación las últimas luces de una jornada playera de mediados de agosto, con la luna llena por testigo, ya se me antoja antigua. Forma parte del pasado, del recuerdo que alimentará mi deseo de volver a mi refugio rompiendo pacientemente las hojas del calendario que me separan de mis felices días de reposo estival.
     Esta mañana todo estaba confabulado para el fatídico anuncio. Y bajé temprano a la playa para tener unos breves instantes de intimidad con el mar, como una despedida entrañable de miradas cómplices y de caricias bajo las olas, como unos novios. Es mi momento mágico, de posesión total: el mar es solo para mí y y yo soy solo para él. Una comunión espiritual e indestructible.
     Escribí estos versos en mi inseparable cuaderno de notas.



                             GRIS


Hoy el mar se ha despertado vestido de gris
tiznado por las cenizas del cielo.

El gris de la recurrente melancolía,
el  gris de los profundos suspiros,
el gris de la añoranza prevista,
el gris del preludio de un otoño anunciado,
el gris de la rutina inmisericorde,
el gris del sentido olvido,
el gris del reloj de arena,
el gris de los miedos irremediables,
el gris de las inesperadas pesadillas,
el gris de las mutilantes frustraciones,
el gris de las inevitables decepciones,
el gris de los ingratos desalientos,
el gris del crónico insomnio,
el gris del putrefacto hastío,
el gris del evidente desamor.



Un furtivo rayo de sol se cuela por las rendijas
de una cortina de nubes,
dibujando en el agua un destello
con armadura de plata,
que perfila las siluetas de las barcas
en la lejanía.
Tímidamente se abre hueco,
empujando un cielo plomizo
para teñirlo de luz,
extinguiendo el blanco y negro
en una cruenta batalla,
que clausura proclamando su victoria.  


La luz de la esperanza,
la luz de los proyectos,
la luz de una espontánea  ilusión,
la luz de los nuevos retos,
la luz de las palabras de aliento,
la luz de una mirada agradecida,
la luz de una oración,
la luz de un cálido susurro,
la luz de los momentos felices,
la luz de unos versos desde un florido balcón,
la luz de un abrazo sincero,
la luz de la sonrisa de un niño,
la luz de un te quiero,
la luz de una alegre canción,
la luz de una suave caricia,
la luz que ilumina
nuestro sempiterno amor.


     
                       Se acabó lo que se daba. CLIC.                                                                                

miércoles, 24 de agosto de 2011

ADORNANDO LOS SILENCIOS


     
     Tengo la inmensa fortuna en verano de escuchar nítidamente mis pensamientos, esos que andan cabizbajos y mudos, acobardados en medio del barullo de la rutina invernal. Salen de su cautiverio con sigilo, calculando los peligros de las llamas de las hogueras de S. Juan y emigran con resignación, meses después, condenados al ostracismo, asustados por el estruendo de las ruedas de las mochilas infantiles en las tibias mañanas septembrinas. Por suerte, antes de su exilio, siempre dejan una ofrenda agradecida, en forma de versos, de reflexiones o de recuerdos.



                ADORNANDO LOS SILENCIOS


Miro
sin ver cómo se agotan las horas,
empujadas por la espuma blanca
de unas indolentes olas.

Respiro
quedamente el aire limpio y azul
de una mañana brillante
vestida de sol, cubierta de tul.

Saboreo
los aromas de tus besos,
envueltos en mi recuerdo
entre lágrimas y versos.

Emborrono
un blanco papel,
telón de mis sentimientos,
de ciertos días amargos,
de muchos días de miel.

Buceo
por el abismo de mis secretos,
curando heridas abiertas,
adornando los silencios.


Deshojando margaritas,

lanzando dudas al viento,

regando con mis suspiros

la prórroga de mi tiempo,

purificando mi alma

de rencores harapientos,

borrando todo vestigio

de episodios turbulentos,

bronceando mis sentidos 

de ilusiones, de deseos,

y matando bien los miedos

que me dicen que te pierdo.


Hazme el amor cuando vuelvas…

lentamente, con esmero. 



                                        AU REVOIR...

Cinco mil visitas, ¡wow!

   
     Estoy feliz y sorprendida a partes iguales. Haber recibido 5.000 visitas en mi blog desde enero sobrepasa mis expectativas con creces. 

     Brindo por ello con todos mis seguidores, y os invito a probar esta exquisita tarta para celebrarlo.


     Estoy tan feliz como un niño el día de Reyes. Solo quiero pediros que os animéis a dejar vuestros comentarios con toda tranquilidad, para sentiros más cerca.





                   ¡REQUETEMUASES!

jueves, 18 de agosto de 2011

BAÑO de MASAS

                                                   Baño de masas

     No puedo esquivar el tema, porque me va a levantar un sarpullido. Hoy es el gran día de las JMJ. En televisión han retransmitido puntualmente los acontecimientos como un trascendental evento, que lo es, por la relevancia mundial de la cabeza visible de la Iglesia Católica que se digna visitar España, y por la ingente asistencia de jóvenes del mundo entero a estas jornadas. Todo un espectáculo que pasará a la historia, pero que a mí me consterna irremediablemente.

     Estoy convencida de la no asistencia de jóvenes somalíes. Ellos se debaten entre la vida y la muerte y no disponen de presupuesto ni de ánimo de espíritu para venerar a ningún representante religioso.


      La verdad es que los que vienen a la celebración no han invertido grandes cantidades: entre 35 y 200 euros han pagado por estar en el meollo, amén de recibir una mochila, una gorra y vales de comida de supervivencia para estos días. Algunos de estos regalos han sido patrocinados por grandes empresas generosamente. Eso sí, se han sufragado su desplazamiento, aunque algunos son subvencionados directamente por el Vaticano, que gestiona todas las aportaciones. (Por cierto, he oído que les harán una auditoría, para descartar malversaciones, supongo, dadas las inmensas cantidades que se manejan).

     El Papa viene en vuelo privado, con un gran séquito, y dos “Papa-móvil” (hay que tener uno de repuesto para evitar imprevistos). Su llegada a Madrid, apoteósica: autoridades, alfombra, banderas, una multitud enfervorecida…En ciertos momentos se trasluce por parte de algunos asistentes auténtico fanatismo, sobre todo cuando se sienten “atacados” por grupos contrarios a toda esta movida. ¿Dónde está su otra mejilla?

     Sinceramente, creo que Jesucristo no está de acuerdo con toda esta parafernalia. 

     Ni yo. Lo digo como lo pienso, porque este es mi blog y nadie puede en él manipularme. Soy respetuosa con los que opinan de otra manera, sus razones tendrán, o a lo mejor ni siquiera se han cuestionado aspectos que a mí me sublevan, pero la figura del Papa se habría revalorizado ante mis ojos si hubiese decidido suspender su viaje a Madrid en el último momento y mandado el dinero de combustible, estancia, cocinero vip, guardaespaldas, etc, etc, a los países del cuerno de África que viven condiciones tan deplorables. Las jornadas se habrían desarrollado casi igual sin su presencia: rezos, homilías, confesiones, catequesis…porque numeroso clero lo habría asumido gustosamente por tan noble causa, y los católicos habrían entendido tan encomiable postura. 

     Los jóvenes católicos que intervienen en las JMJ están perfectamente mentalizados, y no hace falta evangelizarlos. Si el Papa quiere hacer apostolado que viaje en vuelo regular a África llevando el Evangelio, predicando en los campamentos de refugiados con temperaturas extremas, con moscas, sin aire acondicionado, sin comidas de diseño, solo con su palabra y con su consuelo. Y que convenza a los jóvenes que han acudido al encuentro mundial para practicar a su lado el voluntariado, aunque no les ofrezca mochilas, gorras ni tickets de comida. Que se mojen por semejantes que no han corrido su misma suerte de nacer en el primer mundo, y que dejen de darse golpes de pecho multitudinarios. No nos engañemos, muchos de estos jóvenes, no todos, indudablemente,  vienen a Madrid a hacer turismo de zapatilla, a no desperdiciar la oportunidad que se les ha presentado, pero como el que va a un concierto de los Rolling.

     No quiero ser injusta con la Iglesia, porque hay nombres de hombres y mujeres que han dedicado su vida al servicio de los más pobres, enfermos y necesitados, al pie del cañón, que para mí tienen un inmenso reconocimiento y, si de mí dependiera, acceso directo a la gloria eterna. Pero no encuentro a los altos mandatarios en esta escueta lista.

     ¡Qué a gusto me he quedado! Y si no estoy en lo cierto, que Dios me perdone.


    

miércoles, 17 de agosto de 2011

Colaboración y pensamiento divergente.


                         COLABORACIÓN y PENSAMIENTO DIVERGENTE


      Tras el terremoto y el tsunami de Japón se vivieron situaciones extremas a las que las autoridades atendieron en la medida de sus posibilidades. Particularmente me sorprendieron las imágenes en las que una larga cola de damnificados esperaba su turno para telefonear a sus seres queridos desde terminales habilitadas a tal efecto, pero lo hacían con resignada paciencia y con una loable actitud cívica. Dudo que en otros lugares no tan lejanos la escena se hubiera vivido tan pacíficamente. Tiene que ver con una lógica cooperativa y no competitiva, que muy probablemente se ha practicado desde la edad escolar.

     Cuando una persona intenta priorizar su interés personal hace que el coste real de sus acciones incida en el resto de sus semejantes. Sería aconsejable esquivar un sistema educativo únicamente competitivo si queremos fomentar una sociedad cooperativa como la japonesa. El modelo competitivo en la escuela tiene más en cuenta los resultados que los valores. Los escolares aprenden los conceptos de normalidad y de éxito estableciendo comparaciones con sus compañeros de aula, y eso conduce a algunos de ellos a la frustración y a la inseguridad.

     Sería ideal fomentar desde la escuela los valores de colaboración, enseñar a los alumnos que, a largo plazo, colaborar es más beneficioso que competir. Para que la futura sociedad tenga esa lógica cooperativa es necesario que enseñemos a pensarlo a través del sistema educativo. La colaboración es una indiscutible fuente de crecimiento, y el mejor aprendizaje es el que se consigue en grupos.

     El sistema educativo vigente tiene que ser revisado en profundidad. Quizás lo que siempre ha sido práctico como método para enseñar ha dejado de ser idóneo para aprender en los tiempos que nos toca vivir. 

     Algo que me ha preocupado desde hace años ha sido el incremento progresivo de alumnos diagnosticados de hiperactividad y déficit de atención, más aún desde que uno de mis hijos entró a formar parte de ese colectivo etiquetado. Desde luego que no atendía en clase y se convertía en un incordio con su comportamiento disruptivo. Durante años le administré los fármacos que el neurólogo le prescribía, siempre con la sensación de prestar a mi hijo a la ciencia como una cobaya para experimentar nuevos tratamientos. Las pastillas contenían en su composición anfetaminas, entre otras sustancias, y había que aumentar su dosificación en épocas, como el final de curso, para rentabilizar los resultados académicos. Pero mi hijo, un polvorilla, alegre y dicharachero, estaba absolutamente drogado en esas épocas. Es cierto que conseguía aprobar, pero no era él. Entonces decidí, después de ocho años, no volver a suministrarle ninguna sustancia para su patología, y nunca más le volví a llevar al neurólogo. Puede que esté equivocada, pero mi instinto de madre me empujó a tomar esa drástica decisión. Asumí que mi hijo llevaría “su” ritmo académico, y en la actualidad está en el último curso de Bachillerato Artístico, con vistas a entrar en la Universidad una vez lo acabe.

     Creo que el síndrome de hiperactividad y déficit de atención (THDA) no es una epidemia, es una moda más en la Medicina, como lo fue la amigdalectomía en mi infancia, o poner a los recién nacidos boca abajo, boca arriba o de lado en la cuna, según el pediatra de turno.

     Puede que sea el momento de un pensamiento divergente para la escuela, rompiendo los moldes establecidos hasta ahora de pensamiento lógico tradicional, incorporando mayores dosis de intuición, asociación de ideas e imaginación. El pensamiento divergente incentiva el ingenio y la creatividad, que según algunos estudios, vamos perdiendo con el paso de los años.  Posibilita resolver creativamente  problemas que nos surgen a diario, lo que en la actualidad trabajamos en la escuela como “competencias básicas”. Enseña a razonar proponiendo, con optimismo y con entusiasmo, tornando las dificultades en oportunidades. Un inmenso reto que vale la pena intentar.

     Esta manera de pensar puede aplicarse en nuestro beneficio, con una aprendida actitud y un entrenado hábito mental. Se trata de encontrar alternativas a problemas aparentemente sin solución, algo que consigue mucho mejor un alumno de Infantil que uno de Secundaria… ¿por qué será?

     ¿Llegaremos a disfrutar esta utopía algún día no muy lejano? Depende de los teóricos de la Educación, de los altos cargos responsables de poner en marcha los cambios oportunos, y de los maestros que, en última instancia, somos los que llevamos a la práctica cada reforma.

     Y por un módico precio y no menos módico reconocimiento social.