Su nombre: Elvira Fernández Balboa, Viri para los amigos, esposa del ganador de las elecciones generales del 20-N. Una mujer cuyo semblante circunspecto contrastaba con la sonrisa a borbotones de sus compañeros de foto.
Parafraseando a Rubén Darío: "la princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?...". "La princesa no ríe, la princesa no siente..."."Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,...". "El feliz caballero...que llega de lejos, vencedor de la muerte, a encenderte los labios con su beso de amor..."
Considero que un beso con los labios apretados nunca puede ser interpretado como un beso de amor, yo más bien lo entiendo como un beso de compromiso, casi diría que pactado de antemano, especialmente para la foto que se presuponía portada de todos los periódicos, como así ha sido.
Viri estaba desbordada por los acontecimientos. No es mujer para portadas, no le gusta sentirse protagonista, ni que millones de ojos estén clavados en su sencilla imagen. He leído en prensa que todo lo deja para el último momento, y al final se pone lo primero que pilla. ¿Soportará la presión que le supondrá cambiar sus hábitos, su casa, su actitud ante las cámaras de foto y de televisión, aprender los protocolos precisos para estar al lado de su marido en actos oficiales como primera dama...?
Yo solo sé lo que observé anoche en riguroso directo, su cara atemorizada tras el balcón de la sede del PP, con una sonrisa que era más bien una mueca, al lado de unos eufóricos ganadores de las elecciones, borrachos de satisfacción y con sonrisa de anuncio de dentífrico.
Te deso lo mejor, Viri. Tengo la vaga impresión que te supondrá un sobreesfuerzo superar todos tus nuevos retos. Y a tu marido, también.
¡Tengo una "Españita" vestida de azul...!
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