Plasmo mis huellas en la blanca senda
que enero esparce bajo mi tristeza.
Mi alma despierta y se despereza,
mis labios suspiran bajo la venda.
Brota febrero con vivas candelas,
tiñendo el frío de sutil belleza,
don Carnal se oculta entre la maleza,
baqueteando tambores que anhelas.
Recito mil versos en clave de amor,
colmo mis ojos de soles y lunas,
y en mi soledad canta un ruiseñor.
Balbucea marzo al son de su cuna,
y abril va templando, con voz de tenor,
caricias de amor allende las dunas.
Tiempo circular
Me recreo mirando,
con indiferencia, cómo
se suicida la marea,
ola tras ola, envuelta
en espuma batida.
Un dulce rumor mece suavemente
mis emociones dormidas
y aletarga una interminable ristra azul
de recuerdos rotos y arrinconados
en el fondo de un baúl.
Reina la paz en mi alma callada,
coronando mi nostalgia de lluvia sutil,
que ejerce de dama de compañía
en los albores del otoño, rociada de
perfume a tierra mojada.
Pugnan algunas penas por aflorar,
entre mil hojas errantes.
Se retiran vestidas de ocres,
cabizbajas y arrepentidas,
arrastradas al olvido.
Echa a andar un nuevo ciclo,
dando sentido a la circular
noción del tiempo, ahora
que tú ya has partido
a reinventar primaveras.
