Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

lunes, 15 de diciembre de 2025

Hasta aquí puedo escribir.

 


 

Hasta aquí puedo escribir.

 

Que vienen, que vienen… Los que se hicieron dueños del cortijo vinieron con dos objetivos claros: acabar con la corrupción y dar relevancia al feminismo. Pero, ¡oh, decepción!, lucen en sus filas una lista de vagos y maleantes más larga que la de los reyes godos; y otra oronda lista de puteros y acosadores, más larga que la lista de compras en El Corte Inglés de la pirómana de visas de turno. Con todo y con eso, no hay quien desocupe la cueva de Alí Babá. ¡Que no hay manera, oiga! Porque pío, pío, que yo no he sido… No me extiendo más, que son las cinco y no he comido; pero estoy bien.

Qué a gustito me he quedado, lo malo es contenerse. Lo decía Fiorella Faltoyano en su papel como Isabel la Católica en la divertida película “Cristóbal Colón, de oficio descubridor”, justo después de tirarse un pedo en una audiencia pública, mientras el susodicho le pedía los cuartos. Como dijo uno: el tiempo pondrá las cosas en su sitio. Y la historia –añado yo- si no la adulteran.

 

Y hasta aquí puedo leer. O escribir, mejor dicho.

 


 

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