Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

martes, 3 de mayo de 2011

JUAN y MARÍA





   Hoy es 3 de Mayo.

   Esta mañana han operado a mamá de cataratas, esa cortina opaca que el tiempo teje de manera implacable en la puerta al mundo de la luz de todo el que llega a viejo.
   Pero hoy también es el 19º aniversario de la muerte de papá. Una vez pasado el trance inicial, María aclarará notablemente su visión de la vida, pero Juan partió a un viaje sin billete de vuelta.
   Han pasado muchos años, pero le sigo echando de menos. Juan "Despiste", como le llamaba Mane. Juan el taxista, como le conocían en el pueblo. Un hombre campechano y afable, sencillo en el trato, agricultor modesto, pero con ganas de ver mundo y de progresar por el bienestar de su familia. Pocas veces le vi enfadado y nunca perder los estribos. Colaborador en casa, amante entregado de sus nietos, "chapucero a domicilio" (él lo arreglaba todo con un poquito de alambre y con la ayuda de su navajina de bolsillo). En las reuniones familiares era todo un show oírle contar siempre el mismo chiste, el de los músicos, porque él mismo se tronchaba desde el principio y apenas se le entendía lo que decía, con la ventaja para los demás de saberlo de memoria, y aún así llorábamos de la risa hasta desencajarnos la mandíbula. Y en todos los viajes, conducía con una mano mientras tocaba la armónica con la otra, acompañando los coros que hacíamos el resto de los ocupantes. Era un bailarín estupendo, paseaba con ritmo y gracejo a mi madre por toda la pista de baile en el Casino, en una boda o en la verbena de la feria, al son de un pasodoble, de un tango o de un bolero. Infinidad de veces cerraba la puerta de casa dejando las llaves dentro, y trepaba por las rejas de las ventanas hasta el doblao en un santiamén, con una agilidad sorprendente, para abrir desde dentro al resto de la familia. Son tantas y tantas las anécdotas que no acabaría fácilmente.




   No pudo apenas disfrutar de mi hijo Lu, porque murió cuando tenía dos meses y medio, a la semana siguiente de su bautizo. Esa foto está hecha al día siguiente de su entierro.

  Vaya hoy para los dos mi homenaje.






                                                   MUACKA.

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