Hoy cumplo la friolera de 51 años, así, sin vuelta de hoja. Cuando yo era una niña etiquetaba de vieja a una persona de cuarenta años en adelante. ¡Cómo cambia la percepción de las cosas aplicando el filtro del tiempo!
Me siento madura, segura de mí misma, fuerte, entusiasta, vital, con futuro, pero no vieja de ninguna de las maneras. Me gusta la frase que dice algo así como: "no dejas de reír cuando te haces viejo, sino que te haces viejo cuando dejas de reír". Por si acaso, cuando las dificultades no me estrangulan hasta dejarme sin respiración, procuro carcajearme a pierna suelta. He comprobado la escasa o nula incidencia de la risa sobre las patas de gallo y demás imperfecciones del cutis, ni para bien ni para mal. Pero, para el alma, la risa es un bálsamo reparador, un fármaco natural que debería lucir perenne en la receta digital de los pensionistas.
"No hay nadie tan pobre que no pueda regalar una sonrisa"
Ahí me tenéis, en las manos de mis niños, cual trucha recién pescada. Muy dignos ellos, luciendo su trofeo.
Con mis gafas de sol, porque tengo los ojos como dos puñaladas en un trapo por culpa de una conjuntivitis, ignoro si de tipo alérgico. Algo que nunca antes me había pasado, me pasaré por urgencias, a ver si me indican algún colirio que los mejore. Anoche ya empecé a notar los síntomas, y tuve que asistir a mi sesión de mantenimiento con las gafas de sol puestas, lo que suscitó más de una broma entre mis compañeros de fatigas.
Hoy no haré nada especial, pero estoy muy contenta. He recibido muchas felicitaciones por facebook, que es un patio de vecinos muy entretenido, y también por otros medios. No es mérito mío, ni significa que yo sea algo especial, porque te lo chivan por sistema, pero me hace ilusión. Puede que todas esas personas no recuerden mi fecha de cumpleaños, pero se molestan en hacerme llegar su mensaje, y es de agradecer.
Mi marido, desde hoy mismo, me dirá en relación a mi edad: "52 los que hagas...", el muy gracioso. Lo tengo asumido. Después de tantos años, le he cogido cariño...como a una mascota (no te lo tomes a mal, amor, es un chiste malo)
¡Ay, qué pasión! Le cuesta más a él doblarse para darme un pico que a mí posar de esa guisa tan natural...jajaja...
Cuando sople las 51 velas pediré un deseo: que mis "Pulevitas" consigan su premio. Si queréis hacerme un regalo de cumpleaños, votadlos desde hoy hasta el día 31. ¡Venga, porfi, porfi...!
www.batidospuleva.es
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¡¡¡Besitosss!!!
Me siento madura, segura de mí misma, fuerte, entusiasta, vital, con futuro, pero no vieja de ninguna de las maneras. Me gusta la frase que dice algo así como: "no dejas de reír cuando te haces viejo, sino que te haces viejo cuando dejas de reír". Por si acaso, cuando las dificultades no me estrangulan hasta dejarme sin respiración, procuro carcajearme a pierna suelta. He comprobado la escasa o nula incidencia de la risa sobre las patas de gallo y demás imperfecciones del cutis, ni para bien ni para mal. Pero, para el alma, la risa es un bálsamo reparador, un fármaco natural que debería lucir perenne en la receta digital de los pensionistas.
"No hay nadie tan pobre que no pueda regalar una sonrisa"
Ahí me tenéis, en las manos de mis niños, cual trucha recién pescada. Muy dignos ellos, luciendo su trofeo.
Con mis gafas de sol, porque tengo los ojos como dos puñaladas en un trapo por culpa de una conjuntivitis, ignoro si de tipo alérgico. Algo que nunca antes me había pasado, me pasaré por urgencias, a ver si me indican algún colirio que los mejore. Anoche ya empecé a notar los síntomas, y tuve que asistir a mi sesión de mantenimiento con las gafas de sol puestas, lo que suscitó más de una broma entre mis compañeros de fatigas.
Hoy no haré nada especial, pero estoy muy contenta. He recibido muchas felicitaciones por facebook, que es un patio de vecinos muy entretenido, y también por otros medios. No es mérito mío, ni significa que yo sea algo especial, porque te lo chivan por sistema, pero me hace ilusión. Puede que todas esas personas no recuerden mi fecha de cumpleaños, pero se molestan en hacerme llegar su mensaje, y es de agradecer.
Mi marido, desde hoy mismo, me dirá en relación a mi edad: "52 los que hagas...", el muy gracioso. Lo tengo asumido. Después de tantos años, le he cogido cariño...como a una mascota (no te lo tomes a mal, amor, es un chiste malo)
¡Ay, qué pasión! Le cuesta más a él doblarse para darme un pico que a mí posar de esa guisa tan natural...jajaja...
Cuando sople las 51 velas pediré un deseo: que mis "Pulevitas" consigan su premio. Si queréis hacerme un regalo de cumpleaños, votadlos desde hoy hasta el día 31. ¡Venga, porfi, porfi...!
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