¿Qué secretos se esconden tras el último peldaño? ¿Llegaré sin aliento? ¿Tendré energías suficientes para llegar hasta el final? ¿Merecerá la pena el esfuerzo? ¿Tropezaré? ¿Me espera una recompensa?
Son tantas las incógnitas, que todas mis dudas se disiparán recorriendo un penoso camino, único trayecto que me llevará a mi destino, colocándome frente a él cara a cara.
Mi ánimo es sólido y mis pies ligeros. Deseo estar en paz con mi entorno y despertar cada día en un nido de caricias, pintar sonrisas en el aire y regalar abrazos, compartir el sustento y dividir las penas.
Llega el momento de secarse las lágrimas y ponerse en movimiento, de hacer sonar nuestros cantos, de la mano y ligeros de equipaje.
Todo se sabrá al final de la escalera.
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