Hoy ha sido la comunión de mi sobrina Sara, y nos hemos reunido para celebrarlo. Un día espléndido en el que mayores y pequeños hemos disfrutado del evento en buena compañía.
Los primos mayores son hombres y mujeres ya con una edad considerable, y los peques han dejado de surgir como las setas. Tenemos la lista cerrada. Una gran familia, sin duda.
Hoy estoy feliz, he estado a gusto con Mane, sus hermanos (que son hermanos para mí), y toda la muchachería al pleno. Estamos planeando hacer una escapadita todos juntos, que tiemble el gremio de la hostelería, somos una invasión cuando viajamos en piña.
Por hoy c'est fini. Estoy cansada, y mañana tengo que prestar un poco de atención a cuatro amigos de Enrique que son estonios, y han venido a pasar unos días. Uno de ellos, Sander, ya estuvo en casa el año pasado, cuando los dos compartían residencia en Alemania. Tiene una jerga muy particular que le enseña mi hijo, de andar por casa, y con la que arranca sonrisas por donde pasa. Quiero prepararle mis especialidades culinarias, para que se vaya contento a Estonia. Anoche le serví una cerveza fría con unas rodajas de chorizo, y dijo delante de todos: "Maribeli sabe lo que me gusta..."
Tengo que dar el do de pecho como anfitriona. Ustedes me perdonen, me retiro a mis aposentos.
Muases.
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