El domingo pasado leí un artículo sobre “los frustrados hijos de la clase media”. Alguien debería acordarse de “los sufridos padres de los frustrados hijos de la clase media”, que también lo merecemos.
La mayoría de los jóvenes de hoy tienen un escaso sueldo o están sin empleo, por lo que compensan sus carencias con la generosa ayuda de sus progenitores. Los sufridos padres de hoy en día tenemos que soportar en nuestras anchas espaldas la carga de los hijos hasta… ¿hasta qué edad? No se van de casa hasta que tienen la certeza de vivir con la calidad de vida que han disfrutado al abrigo del hogar y que están seguros de merecer, y con la puerta de casa abierta de par en par por si hay que dar marcha atrás a su escapada independentista.
Y nosotros, esta sufrida generación “todo-terreno”, que voló del nido con lo imprescindible y con más ilusión que recursos, nos vemos obligados a mantener a nuestros polluelos incluso después de jubilarnos, que ya es triste…
Habrá que apretarse el cinturón hasta marcar cinturita de avispa y, como mucho, ejercer nuestro inútil derecho al pataleo.
Me voy volando...
Este escrito, "Sufridos padres", ha sido publicado en el periódico HOY del miércoles 28 de septiembre de 2011.
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