Este padre Loring ha sido todo un descubrimiento. La primera vez que le escuché creí que se trataba de un monologuista disfrazado de cura. Me reí a carcajadas, lloré de la risa. Pero, tras la tormenta, viene la calma. Es de verdad, y cuenta con absoluta convicción sus creencias. La vehemencia de su discurso es divertida en primera instancia, pero después te invita a reflexionar, a analizar friamente sus argumentos.
Que cada cual saque sus propias conclusiones.
¡Que tengáis un buen día!
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