Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 8 de enero de 2012

La cola



     No está mal que abran las grandes superficies los domingos, así puedo adelantar tarea para mañana lunes, que estaré más liada con los horarios de trabajo, del gimnasio (que hay que mortificarse un poco después de tantos y tan festivos excesos), de las tareas domésticas, eso sin contar que estaré arrastrada bien pronto, mal acostumbrada tras estas jornadas vacacionales de sueño a pierna suelta y a deshora, lo que me hará lucir unas espléndidas ojeras que delatarán mi déficit de descanso. 


     A lo que iba, me voy a hacer vida social al Carrefour tan ricamente, y una vez terminada mi compra me pongo en la cola de la caja. Maldita sea mi estampa, que siempre me coloco en la cola más desesperante, en la que el  cajero procede de un contrato temporal y está cazado a lazo, y a la más mínima de cambio se frena en seco, tiene que llamar al encargado porque se le ha bloqueado el invento, y a los que estamos sufriendo la larga espera se nos pone cara de circunstancia, y no nos echamos a llorar porque está feo, viendo cómo la cola contigua va derrapando, pero ya…, qué vas a hacer, habrá que aguantarse, no sea que por cambiar encima nos salga el tiro por la culata, y cuando llegue a casa estén los congelados como una baba. 


                   Quién me mandará a mí ser tan precavida, por Tutatis.


1 comentario:

  1. Este escrito ha sido publicado en la sección "Cartas al director" del periódico HOY el jueves, 12 de enero de 2012.

    ResponderEliminar