Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 1 de enero de 2012

Día 1





     Estoy inmersa en una melancolía tan espesa como la niebla con la que inauguramos el nuevo año. Todo es quietud y silencio, los desmadres y excesos de la pasada noche han dado paso al triste escenario de calles fantasmagóricas, cubiertas por la bruma.



     He pasado revista por las habitaciones, haciendo recuento de mis hombres, y me falta uno. Tras unos minutos de incertidumbre, que se me han hecho eternos, he recibido un mensaje al móvil del benjamín de la casa: "estoy dormido, luego te llamo, guapa". He suspirado aliviada, alguien lo tiene recogido en su choza.



     Y aquí estoy, con una sensación de vacío, de incertidumbre, de apatía, que no me deja llevar a cabo mi actividad normal, o lo que es lo mismo, recoger, limpiar, cocinar, organizar...


         Estoy como Dinio: "confundía". Y no será por el alcohol.

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