Estamos en la recta final del curso académico. Días para evaluar, hacer memorias, sugerir propuestas de mejora, hacer planes para después del verano. En un colectivo tan numeroso,casi cada año alguna compañera se acoge a la jornada reducida tras una vida dedicada a la docencia. Las obligaciones se ralentizan para dejar que se encumbren las actividades de ocio. Este año, sin ir más lejos,se da esa circunstancia.
Alumnos, ex alumnos y compañeras de trabajo estamos preparando un acto emotivo de despedida para ella, con power point a base de fotografías que resumen toda una vida profesional dedicada a la docencia, libro confeccionado con dedicatorias de todos, y algunas cosillas más, todas pensadas para llorar a moco tendido.
A mí se me ha encargado escribirle unos versos, como viene siendo costumbre, que formarán parte del libro dedicado. Ella se siente muy impaciente ante su nueva situación, temerosa también de que alguna ley de última hora le estropee sus planes, y deba seguir trabajando con el mismo horario el curso que viene (no sería la primera que lo sufre...)
Y en ese sentido, una mezcla de impaciencia e incredulidad, he escrito estos versos en su honor.
Que llega…
Que llega, que viene,
que está aparcando,
el tiempo que yo esperaba
desesperando.
Me trae, me lleva,
me está mimando,
con horas y minutos
jugueteando.
Suspiro, sonrío,
voy disfrutando,
recuerdos y sentires
voy desgranando.
Viajo, descubro,
voy descansando,
y a todos los que me quieren
voy abrazando.
Que llega, que viene,
que está aparcando,
el tiempo que yo esperaba
desesperando.
Ojalá se cumplan las previsiones y todos sus deseos.
¡Os echaba de menos, después de tantos días sin sentiros cerca!
BESITOSSS...
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