Hoy mi ánimo está con tendencia ascendente, menos mal. Cuando siento que todo se me va de las manos, me encuentro cara a cara con la impotencia de no poder atender todos los frentes, y el cansancio acumulado de larguísimos días y una amplia colección de años, casi me abandono en los traicioneros brazos de la depresión, ese verdugo indeseable y odioso. Pero resurjo de mis cenizas como el Ave Fénix y heme aquí, con el baño de la colada sin tender a mi lado, sentada frente al ordenador, aprovechando un conato de idea que necesito plasmar ipso facto, porque me quema en las manos como una patata caliente. La ropa puede esperar.
Os dejo este insustancial poema, que no acaba de salir de la pluma, pero es ahora cuando me apetece sacarlo a relucir, para que no coja polvo en mi disco duro.
QUIERO
Quiero comprarme mil besos
y una palabra de amor,
un aparcamiento libre
y una mañana de sol,
un domingo que no llueva
ni suene el despertador.
Quiero comprar tu sonrisa,
la emoción de una canción,
quiero el perfume de un niño
y que soñemos los dos.
Quiero ilusión cada día,
trabajar por vocación,
y ver crecer a mis hijos
con la fuerza de un ciclón.
Hoy quiero escribirte un cuento
con princesa y con dragón,
con su carroza encantada
y un interminable adiós.
Y colorín, colorado, este post se ha terminado...
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