Después de Madrid nos encaminamos hasta tierras navarras, para pernoctar en Tafalla concretamente. Fueron a recogernos al hotel unos amigos que viven allí; con ellos como guías dimos una vuelta, tomamos un aperitivo y más tarde cenamos en una terraza. Se pasaron las horas volando, por la inmejorable compañía y por la agradable temperatura.
Por la mañana, salimos del hotel para desayunar en una céntrica plaza. Desde allí, callejeamos un rato para ver la ciudad con la luz del día.
Su censo en 2017 era de 10.638 habitantes. Atraviesa el pueblo el río Cidacos, que hace no muchos años se desbordó, causando graves destrozos en los inmuebles cercanos, así como en mobiliario urbano y vehículos de toda índole.
En la explanada que quedó al destruir, durante la Guerra de la Independencia, el palacio que mandó levantar Carlos III de Navarra, se construyó la Plaza Francisco de Navarra. En ella se ubica el ayuntamiento y goza, asimismo, de bares y cafeterías con terraza, que hacen del lugar uno de las sitios más animados del municipio.
La Casa de los Mencos se unió al Convento de las Concepcionistas Recoletas por un grandioso arco bajo el cual cruza la carretera.
Digno de ver, igualmente, el Palacio del Marqués de Feria. Tafalla se encuentra a 34,5 Kms. al sur de Pamplona, la capital de la comunidad.
Cuando nos pareció que habíamos visto lo más relevante, seguimos nuestro camino en dirección norte.
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