Chinchón es un pueblo de la provincia de Madrid, cercano a la capital, con una historia y una arquitectura que hacen de él un rincón único de nuestro suelo patrio, que merece la pena visitar.
Lo más emblemático de este municipio es su impresionante Plaza Mayor, de origen medieval (siglos XV y XVI), en la que lucen 234 balcones con barandillas de color verde, donde bulle la vida de lugareños y turistas y en la que es una delicia pasear, tapear o comer.
Tiene forma irregular y en ella se celebran las fiestas del pueblo; incluso la transforman en plaza de toros de manera ocasional. También es la ubicación ideal para un mercado medieval en febrero, con desfiles, torneos y espectáculos de fuego.
Posee un magnífico castillo, destruido en el siglo XVI y sobre cuyas ruinas levantaron los Condes de Chinchón el actual. A lo largo de su historia sufrió incendios, saqueos, se usó como fábrica de licores… Hoy en día no puede visitarse, porque es de propiedad privada.
Aunque parezca de chiste, Chinchón posee una torre sin iglesia (la Torre del Reloj), destruida por los franceses en 1808; y una iglesia sin torre (la Parroquia de la Asunción), que fue la capilla privada de los Condes de Chinchón. Están una junto a otra y gozan en su falda de un espléndido mirador, desde el que se divisa la Plaza Mayor luciendo en todo su esplendor.
Es un placer pasear por sus pintorescas calles y descubrir muchos otros lugares de interés. Uno de ellos, el Convento de San Agustín, está convertido en Parador.
Comimos en un típico mesón, “La cueva de los murciélagos”, y nos alojamos en una casa rural muy agradable y tranquila.
Ha sido un placer conocer este precioso municipio. Os lo recomiendo, sobre todo si la compañía es tan maravillosa como la mía...
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