Los especialistas teníamos encomendado organizar una sesión cuyo objetivo principal era mejorar las relaciones personales entre los compañeros de trabajo. A mi compañera (y ex-alumna ) Mª José se le ocurrió la feliz idea de desarrollar una dinámica de grupo basada en la RISOTERAPIA. Nuestra relación en el trabajo es cordial, correcta, y entre muchos de nosotros hay sentimientos profundos de cariño, que se vienen entrelazando desde muchos años atrás. Pero todo es susceptible de mejoría.
Comenzó la sesión con la lectura de diez sólidos argumentos que respaldan los innumerables beneficios de la risa, para la salud del cuerpo y del alma. Siguió la proyección de vídeos para reír, sonreír y carcajearse, cada cual a su medida, sobre borrachos que se caen de manera ridícula, el sketch de "Encarna y las empanadillas de Móstoles", del dúo Martes y Trece, todo un clásico, y algún otro a petición popular. Para concluir con un juego, en el que disfrazados con una nariz de payaso y atados a un compañero por un tobillo, teníamos que explotar a pisotones un globo que uno de cada pareja llevaba asido al tobillo exterior.
Hubo "peleas", caídas por el suelo, y risas, muchas risas. Hemos disfrutado como niños, y los alumnos que en ese momento estaban en el patio, asistiendo a sus actividades extraescolares vespertinas, miraban atónitos y sorprendidos a la vez, como sus profesores jugaban, desprovistos de la máscara de formalidad que nos uniforma en horario lectivo.
Acabamos saltando a la comba, con la cuerda sobrante del juego, algo que no estaba programado pero surgió de manera espontánea, y puso el broche final a una tarde diferente y divertida.
El objetivo se ha conseguido: nos hemos reído a coro y hemos mejorado y afianzado nuestra relación con los demás, porque el juego siempre une y estrecha los lazos afectivos.
Cuando, después de comer, me despedí de mi marido para volver al colegio, y le comenté la sesión que teníamos prevista, me contestó con ironía: "¿y por eso os pagan...?" Ignorante de la vida. ¿Cómo hacerle comprender nuestros planteamientos como docentes? Mejor la próxima vez no le comento nada. Los que nos dedicamos a la enseñanza estamos hechos de otra pasta. La pasta de la clase política, sin ir más lejos, es bien distinta y con muchos más ceros. Pero no les envidio, sinceramente. Tengo el privilegio de lidiar cada día con el toro manso de la ingenuidad y la transparencia en la mirada. Y eso me compensa de otras carencias materiales.
El patio a última hora de la jornada era una estampa rebosante de color y de alegría.
¡FELICES CARNAVALES, Y MUCHA SUERTE PARA SANTI Y SU BANDA!
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