YA LLEGARÁ EL OTOÑO
La noche conquista mis pupilas
enamorándome con su misterio.
La luna salpica de plata la cresta de las olas,
que ensayan la muerte a ritmo de lastimeros quejidos.
Se erigen como estatuas los perfiles anónimos
de almas ansiosas de paz, apurando
hasta la última gota de un mar amigo y perenne.
Titilan en el horizonte
las luces juguetonas de los pueblos más cercanos,
ajenos a miradas robadas desde la lejanía.
El telón de la noche despliega sus alas,
decorando el horizonte de perezosos tonos rojizos
que se funden en un abrazo cromático decadente.
Los renglones de mi lectura juegan al escondite
y se desdibujan,
traviesos,
huérfanos de luz,
formando un gazpacho de letras indigerible.
Fugitiva de secretos que me sobrecogen,
salgo de mi ensoñación,
marcando mis huellas en la escapada sobre una arena
que me despide, suspirando aliviada,
por aligerar su pesado lastre.
Mañana vendrá otro día
a regalarme ilusiones en el revés de sus horas.
Ya llegará el otoño,
con su prisa rodando por las aceras.
Agosto de 2011.
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