Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 1 de abril de 2011

EL COLOR DEL CRISTAL




            EL COLOR DEL CRISTAL

 


   Alguien como yo, que no soy una entendida en arte, podría creer en un momento dado que la obra pictórica que encabeza este post es de Miró, sobre todo si me lo dice alguien que yo considere experto en la materia. Podría engañarme sin esfuerzo alguno, mi ignorancia y mi ingenuidad quedarían en evidencia. La manipulación es un arte que algunas mentes perversas o interesadas dominan con excelencia y para las cuales el engaño no tiene misterios.
   Vi en televisión un experimento de manipulación para  incautos e ignorantes. Colgaron en una exposición de arte moderno una obra abstracta realizada por alumnos de Educación Infantil, camuflada entre las pinturas de autores consagrados. Las personas entrevistadas asistían tranquilamente al evento. En sus respuestas afirmaron “ver” en aquellos trazos traumas sexuales, conflictos de identidad, y otras paranoias absurdas en absoluto achacables a los niños que pintaron inocentemente aquel lienzo.
   Esta experiencia podría extrapolarse a otras manifestaciones artísticas, por ejemplo, la poesía. Sé que los nuevos poetas encuentran obsoleta la rima en los versos. Pero, ¿es poesía la prosa mala o mediocre por mucho que se organice en estrofas…?. ¿Es poesía la verborrea sin sentido, aunque se separe en renglones arbitrariamente…?. ¿Es poesía la trascripción de un diálogo telefónico preñado de monosílabos…?. A mí no me van a hacer comulgar con ruedas de molino. Reivindico la POESÍA con mayúsculas, la que hace remover los sentimientos más íntimos, la que nos pone los pelos de punta, la que nos estremece, nos emociona y concede amnistía a nuestras lágrimas presas. Invoco las golondrinas de Bécquer, los versos sonoros y vibrantes de Chamizo, la canción desesperada de Neruda.
   Si te digo: “Mater tua mala burra est”, no, tampoco es lo que parece, no me estoy metiendo con tu madre. Lo que pasa es que en esta vida nada es lo que parece, y hay que saber latín para que no nos la den con queso. Así es que… a estudiar lenguas muertas, que las vivas –y sobre todo las bífidas- ya las conocemos. Seamos, pues, listos y aprendamos latín.
   Hagamos frente en este mundo a toda una legión de mentirosos, manipuladores, acomplejados, pederastas, oportunistas y prevaricadores que nos venden historias que ni ellos mismos se creen, entre otras cosas porque son los primeros en saber que todo lo que venden es humo. Los que visten trajes de diseño dudosamente financiados, desfilando por una pasarela de vanidades; los que albergan oscuros instintos aplastando almas inocentes, cobardemente escondidos tras una tirilla; los que disfrutan patrimonios surgidos por “generación espontánea”; los que se abandonan a vicios desatados al abrigo de un fervor religioso que se queda “en el camino”; los héroes derrocados por sus propias palabras…
    Así es que conviene averiguar cuánto de todo lo que vemos y oímos es cierto y cuánto falso. Profundicemos en cada asunto sin dejarnos llevar por primeras impresiones, por charlatanes ni por falsos profetas. Que yo sólo he afirmado que “tu madre come manzanas podridas”, y no lo que cerebros poco ilustrados se hayan aventurado a fantasear.
   Aunque es cierto que “todo es según el color del cristal con que se mira”. Para evitar males mayores, graduemos nuestras lentes de la sabiduría y del sentido común y no dejemos que se nos empañen con el aliento putrefacto de manipuladores y malintencionados, que haberlos, haylos, como las meigas. 



                     Sed prudentes y no cometáis excesos...





                           

                                           ¡Hasta el próximo post!

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