En un manto de caricias arropada,
se coló la madrugada
con el sello de tus dedos.
No hicieron falta palabras
para danzar con el otoño.
Y soñamos, piel con piel,
al compás de los besos que
habitan en nuestra almohada.
Huele a pan recién hecho
bajo nuestras sábanas.
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