Este pasado domingo se celebró en Badajoz el 35º cross popular conocido como "Vuelta al Baluarte". La mañana salió espléndida, lo que facilitó un buen ambiente, que ya de por sí es siempre de fiesta, de fiesta del deporte al alcance de todos: pequeños, menos pequeños y mayores, como yo.
Unos estiramientos antes de comenzar, para evitar lesiones indeseadas. Abrigadita, pero con posibilidad de despojarme de la ropa sobrante durante el recorrido: 7.100 metros en dos vueltas a un circuito que parte del Museo del Carnaval, Puerta Palmas, carretera de circunvalación, Ronda del Pilar, y en su segunda vuelta al circuito acaba en el Paseo de S. Francisco.
La salida es un momento delicado, porque puedes caer por la cercanía entre los corredores, sobre todo teniendo en cuenta que algunos salen como balas intentando hacer un buen tiempo y a ser posible subirse al podio.
No es mi pretensión ganar ninguna medalla, ni estoy en condiciones físicas siquiera para planteármelo; mis objetivos son sencillos: el primero no parar de correr ni un momento, y el segundo llegar a meta.
Y, por fin, la meta, tras más de tres cuartos de hora corriendo sin parar...
Reto conseguido. De premio, la enorme satisfacción de haberlo logrado un año más, además de una camiseta conmemorativa del evento y una bebida refrescante que me supo a gloria. Y foto de recuerdo en el solicitadísimo photocall.
Y aquí se acaba la crónica de esta corredora ocasional (tanto es así, que solo corro en esta época para poder participar en este cross y en la San Silvestre como mucho, esa es toda mi trayectoria durante el año...) He quedado novena de mi categoría, Veteranos E (o sea, de las más viejas...), y he tardado 46:40. Detrás de mí llegaron otros 300 corredores, la mayoría mucho más jóvenes. Y aunque hubiese llegado la última, lo disfruté, y eso es lo que importa.
Mi antiguo alumno Pablo, que ahora es mi compañero de trabajo, también participó. Los profes, dando ejemplo...
¡Hasta la próxima!
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