Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

lunes, 25 de julio de 2016

Cazar gamusinos



El gamusino es un animal imaginario, gracias al cual nos hemos mofado de los ignorantes que creían que había que cazarlos por la noche, con mucho cuidado para no espantarlos si los descubrían. Los listos hacen ver que corren y los cogen, y los ingenuos van cargando con el saco para encerrarlos. Pero el saco se va cargando de piedras, no de gamusinos. La imaginación, que hasta el momento es gratis y libre, les hace verlos aparecer entre sombras, medio escondidos, detrás de un árbol, subiendo a un autobús, en la taza del inodoro o en el balcón del Ayuntamiento, y capturarlos se convierte en una diversión o en una obsesión, según el personaje que encarnemos. Cazar gamusinos es una broma más antigua que el timo del tocomocho, pero está demostrado que ambos engaños siguen en plena vigencia. Si no, solo hay que ver la que se está montando con los Pokémon. Qué listos son los de Google Play y qué ingenuos los que se han descargado la aplicación de Pokémon Go para capturarlos. El “un, dos, tres, cuatro, gamusino al saco” ha tornado en “un, dos, tres, Pókemquedada a las diez”. Florecen los cazadores como la mala hierba, cargando con los gamusinos en su sacomóvil. 




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