Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 24 de marzo de 2019

Bullying


                                                    Bullying

Que no me levanto, mamá. ¡Que no quiero ir al colegio!
Que cuando llego ya me están esperando en la puerta, acorralándome con mil cuestiones. Luego me persiguen por los pasillos, me increpan en el recreo, y me amenazan con no dejarme salir este fin de semana si no contesto a sus cansinas preguntas.
Que no voy, ¿para qué…?, si no me dejan jugar ni hablar con mis amigos, con los otros compañeros, ni mirarles siquiera puedo. Ellos acaparan todas mis horas y toda mi atención. Y yo no sé cómo quitármelos de encima. Quiero que me dejen en paz ya, ¡les tengo pánico!
Que no, que no voy hasta que me prometas que vas a ayudarme. Ellos caen bien en Dirección y en Jefatura de Estudios, van de guays, y yo soy una exagerada –me dicen. Que no es para tanto.
Pero yo me pongo muy nerviosa solo con pensar en ellos, en el nudo que me aprieta la garganta cuando recuerdo las preguntas tan raras que me hacen. Yo no les comprendo y, cuando consigo contestar alguna, me escupen la siguiente.
Tengo pesadillas todas las noches y me despierto sobresaltada. Sueño con las contestaciones que voy a darles por la mañana, cuando me rodeen amenazantes, pero empiezan a bailar las palabras en mi cabeza y soy incapaz de articular una respuesta coherente. Me mareo, el corazón se me acelera, me brota el sudor en la frente, y solo se me ocurre una solución inmediata que ponga fin a mi sufrimiento: huir, escapar, correr todo lo deprisa que me permitan mis piernas.
Pero ellos me persiguen implacables y me atrapan de nuevo, martirizándome con ese lenguaje ininteligible que me llena el cerebro de pájaros revoloteando.
Que no me levanto, mamá. ¡Que no quiero ir al colegio!

Firmado:
Una maestra que ha perdido la vocación por culpa de unos malditos estándares evaluables –de aprendizaje y actitudinales- Unos auténticos vampiros psicológicos que te chupan tu tiempo y tu alegría por enseñar, de manera inmisericorde.



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