Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

sábado, 23 de junio de 2018

Adiós, Madre Cecilia






Querida Madre Cecilia:

Parece que fue ayer cuando, con 10 años, entré interna en las Josefinas para iniciar el Bachillerato. 
Yo nunca antes me había separado de mis padres y mis hermanos, ni había pasado las noches fuera de mi cama, ni de mi casa, ni de mi pueblo. Y desde el primer día allí estabas tú, testigo de mis miedos, de mis progresos, de mi crecimiento, de mis alegrías y de mis lágrimas de niña, con tu hábito negro con ribetes blancos que guardaste en el baúl años después. 


Me enseñaste mucho más que a pintar en tus divertidas clases de Dibujo: me enseñaste a utilizar correctamente los cubiertos en la mesa, a adquirir hábitos diarios de higiene, a comportarme con recogimiento en la capilla, a bendecir la mesa, a tener una buena educación y modales, a ser solidaria, a desarrollar todo mi potencial creativo, incluso a cocinar.
Más tarde, como compañera de trabajo, fuiste inculcándome todavía más el amor por lo que hacía, el amor por nuestro colegio, el amor por los valores que siempre hemos abanderado, el amor a los que caminan hombro con hombro persiguiendo los mismos objetivos, el amor por los alumnos que se habían ido y por los que teníamos entre manos, el amor por nuestras tradiciones, el amor por el trabajo bien hecho...
Los muros de nuestro colegio están llenos de ti: de tus óleos, de tus esmaltes, de tus risas, de tus ágiles pasos, de tu cálida voz entonando "Granada", de tu acento andaluz inconfundible...
¿Quién pondrá el Belén en Navidad sin tu criterio, quién recogerá cada día el periódico de la sala de profesores para llevarlo a la Comunidad, quién organizará las celebraciones para los alumnos que se fueron hace 25 años, quién aportará los regalitos hechos por tus maravillosas manos en los eventos importantes, quién recordará obra y milagros de todos los habitantes de Badajoz con esa memoria inigualable, quién engalanará la capilla para que en ella se casen las antiguas alumnas...?
Nos quedas huérfanos a todos los que tuvimos la inmensa fortuna de convivir contigo y aprender de tu sabiduría, y te recordaremos cada día, en cada rincón de nuestro querido colegio, que ahora cuidaremos por ti, y en cada fiesta señalada en la que tu ausencia será un invitado más.
Cuando te jubilaste de tus clases te escribí unos versos, que ahora vuelvo a recordar con todo el cariño que te mereces. Has ido a morir a tu tierra, esa que siempre estuvo anclada en tu corazón, a pesar de los años que viviste como una pacense más.


               A LA MADRE CECILIA




Una melodía se intuye, entre flores de alhelí,

que deja oír sutilmente los sollozos de Boabdil,

dejando desnuda el alma, pero el corazón feliz,

con la nostalgia infinita de allí no poder vivir.


"Si pongo la fantasía de una obra de Dalí,

la distancia se diluye y me viste de arlequín

para celebrar el día que elegí mi porvenir."


"En mi garganta te llevo,

Granada de mis amores,

siempre serás el consuelo

que alivie mis sinsabores."


Serena infancia añorada,

una juventud inquieta,

la llamada del Señor con una idea concreta,

desconcertante emoción desembocando en la meta:

una enorme vocación

y un destino que colmó

sus ansias de amar a DIOS

rebosando sus maletas.



Y en los confines del mapa de cualquier alternativa

aterrizó en Badajoz, expectante y receptiva.


"Adiós mi tierra soñada,

adiós mi Alhambra querida,

por mucho que viaje el tiempo

te anhelaré mientras viva."

  
Así pasaron los años, entre óleos y oraciones,

unas veces enseñando, otras veces vacaciones,

siempre pintando y cantando,-para alejar los temores-

sembrando, siempre sembrando,

esquivando tentaciones,

conociendo a sus alumnas, de varias generaciones,

y dejándose querer,

levantando admiraciones,

siendo siempre la que es, querida Madre Cecilia,

entrañable y divertida,

la mejor de las mejores.



"En mi garganta te llevo,

Granada de mis amores,

siempre serás el consuelo

que alivie mis sinsabores."
                      


                            Maribel Núñez, Marzo 2007.
                                                                                

                        
                           PARA TI, MADRE CECILIA.
                           SUENAS COMO UN CASCABEL,
                           ALEGRE CUAL CASTAÑUELAS,
                           GRAN ARTISTA, GRAN MUJER,
                           ACCESO DIRECTO AL CIELO...
                           TE LO AUGURA: MARIBEL.








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