Reposa en su lecho de
muerte el olímpico 2016, que tantos titulares ha engullido para engordar las
hemerotecas. A mitad del calendario el Brexit nos explotó en las narices, y en su
irreversible agonía ha hecho su aparición, carcajeándose de las encuestas, el impredecible
Trump, que tendrá un papel estelar en el año que llama a nuestra puerta.
España
se ha pasado en vilo muchos meses: la inseguridad, la incertidumbre y el hastío
hicieron mella en los ciudadanos. Hemos asistido a espectáculos dantescos e
indeseables en Bruselas, en Niza y en Berlín, que nos han llenado de
consternación y de impotencia ante la barbarie que a todos nos vuelve tan
vulnerables.
Ocupó el banquillo Mas y salió al campo Puigdemont, y en este
partido por la independencia no se vislumbra el resultado. Se fue Rita,
envuelta en un sudario de corrupción, pero también se apearon en marcha Fidel,
Cruyff, Miguel de la Cuadra, Darío Fo, Bowie, Prince, George Michael, Leonard
Cohen, la princesa Leia… Y tantas y tantas anónimas e inocentes víctimas de la
guerra de Siria, tan dura como inhumana e incomprensible.
Me pido para el año
nuevo la valentía para denunciar las injusticias. Me pido la humildad para
pedir perdón por mi frecuente indiferencia. Me pido unas gafas para discernir
con claridad a los vendedores de humo. Me pido perseverancia y constancia en
mis esfuerzos para atender todos los frentes que se me presenten los próximos
doce meses.
Me lo pido, me lo pido, me lo pido…
Publicado en "Cartas al Director" del diario HOY el sábado 31 de diciembre de 2016.
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