Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 30 de agosto de 2013

Fuegos sobre añiles

Versos amontonados

Una tormenta de presagios imprecisos,
que vagabundea errante por cielos agrietados,
ha pasado de largo mis cortas esperanzas.
Amarradas a mi garganta
deja, mirándome de soslayo,
con atronadores gemidos
y relámpagos enlazados,
las palabras que, una a una,
voy trenzando. Desbancando
entre suspiros nimbos cobardes,
que se baten en retirada,
luce un cielo sereno, fresa pálido.
Es un cielo que me sopla
la voz próxima del mar,
muy ceñida, como un tango,
que yo bailo en mi memoria
enredándome en su canto,
recreando sensaciones,
apresándolas despacio.
¿Cómo arrastrar hasta mi mundo de cadenas
este océano de olores,
esta música de olas que me sube por las venas,
este cielo que sabe navegar,
este telón de sedas azules,
este perfume de sal,
estas alas de brisa fresca,
estas cosquillas de arena fugaz,
estas páginas leídas,
estos suspiros de paz,
estos poemas robados al viento,
estos tejados mudos en mis pupilas,
esa luna que confía sus secretos,
esas estrellas que custodian cantos de sirenas,
esa nana de caracolas
que mece mis sueños eternos,
esos caminos que, descalza,
ando y desando sobre húmeda alfombra,
esas mareas fugitivas
y esas otras que las ilusiones
van persiguiendo...?
Tardes gloriosas de versos amontonados,
de largas contemplaciones,
de silencios indultados,
de fuegos sobre añiles,
de oasis imaginados.

                                                                                        29 de agosto de 2.013




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