Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 7 de mayo de 2020

Confinados y confitados.

 
Pues sí. Una vez superada la fase de acopio de papel higiénico, el encierro domiciliario desembocó en un arrebato compulsivo por hacer repostería casera, por lo que empezaron a escasear en las tiendas levadura y harina, ingredientes que se convirtieron, de la noche a la mañana, en los productos más buscados, solicitados y deseados.


Yo, en un primer momento, hice madalenas, unas con azúcar por encima y otra tanda sin ella. No tuvimos más remedio que irlas comiendo: una o dos en el desayuno, otra con el café de sobremesa... Lo típico, vamos.



 Después nos apeteció un bizcocho de yogur con limón y manzanas. No estuvo mal, pero se acabó muy pronto, no podíamos dar lugar a que se pusiera duro...








Después me vi afectada por la "fiebre del pan", y me dejé llevar. Para ser la primera vez, nos gustó su sabor y su textura. De hecho, ni las migajas sobraron.





Y llegó el cumpleaños del patriarca. Había que sorprenderle, y le hice un bizcocho de zanahorias con nueces, cubierto de chocolate. Nos supo a gloria bendita. Estaba de chuparse los dedos.





El siguiente también llevaba zanahorias (la textura y el sabor son insuperables), y le añadí en la masa una cucharada de canela, además. Le di la vuelta en caliente, soy una impaciente, y se pegó un poco en la bizcochera. Perdió presencia -que no exquisitez- y lo acompañé de mermelada de arándanos. Como la operación bikini está en entredicho para este verano, nos lo comimos sin ningún remordimiento.






El último se ha terminado en el café de hoy: igual que el de cumpleaños, pero como no tenía chocolate para fundir, lo cubrí de azúcar glas.
 


Como se me ha terminado la levadura, y tengo láminas de hojaldre en el frigorífico, lo próximo que voy a hacer es una estrella de Nutella, que siempre que la hago triunfo como Los Chichos.



¿O una tarta de queso adornada con fresones, ahora que es la época...?




Me lo voy a ir pensando, que mañana es viernes y hay que darse un homenaje, después de una dura semana de trabajo en confinamiento. ¿O es confitamiento...?







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