Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 7 de junio de 2019

"Vecino del Año" y "Vecinos de Honor" 2019.

 
Como cada año, la Asociación de Vecinos Santa Marina ha celebrado una cena de gala para sus socios, en el transcurso de la cual se otorgaron los tradicionales premios de "Vecino del Año", que ha recaído en D. Manuel Mayorga, y "Vecinos de Honor", que han sido Isabel González Parrilla y D. Emilio González Barroso


Después de un magnífico buffet en el jardín, pasamos a sentarnos en las mesas, previamente adjudicadas.

 
Y, ya en los postres, comenzaron los homenajes. Tras unas palabras de D. Francisco Crespo, el Presidente de la Asociación, fui la encargada de presentar a los homenajeados, junto al locutor José Luis Lorido, que también fue el responsable del reparto de regalos de los patrocinadores a los comensales.

 
La AVVSM elige cada año a personas con sobrados méritos para recibir el nombramiento de “Vecino de Honor” o “Vecino del Año”, a juicio de los miembros de su directiva.
Es el caso de D. Manuel Mayorga, toda una vida dedicada al deporte y a la enseñanza, por cuya trayectoria es tan conocido como admirado en la sociedad pacense.
Del botones de una compañía de seguros, con 11 años, al profesor jubilado de la Facultad de Educación, media una vida en la que destacan la perseverancia, la ilusión, los sacrificios y muchas horas de generosa entrega al trabajo.
Sus primeros éxitos a nivel nacional, en baloncesto y en balonmano, tuvieron su origen en las pistas deportivas de la Ciudad Juvenil, que constituían un lugar perfecto de encuentro en el Badajoz del siglo pasado.
También ejerció como entrenador y como árbitro, pero sus estudios le llevaron a ejercer como profesor de EF en el Zurbarán, en la Politécnica, en la Escuela de Comercio, en el Filial nº 1, en la Facultad de Ciencias y -cómo no- en la Facultad de Educación.
Asumió cargos de gestión en la Delegación Provincial de la Juventud, y fue Director General de Competencias Transferidas de la Consejería de Cultura y Trabajo de la Junta Regional de Extremadura en la etapa preautonómica.
Pero donde más personas han podido conocerle, bebiendo de su sabiduría y su vocación, ha sido en la Universidad de Extremadura: Director del Servicio de EF, Jefe de Sección de Asistencia y Promoción de Actividades Deportivas, Jefe del Negociado de Oposiciones y Concursos, Administrador de la Facultad de Empresariales y Profesor titular del Área de EF y Deportiva de la Facultad de Educación, lo que en mis tiempos era la Escuela de Magisterio. Impartía cursos y seminarios, escribía artículos en revistas especializadas, ostentó cargos honoríficos y recibió multitud de distinciones.
Una compañera mía de trabajo me contó que, siendo ella su alumna, Mayorga fue a visitarla al hospital después de una intervención quirúrgica, y le llevó como regalo el libro “El miajón de los castúos”, confesándole que era una de sus lecturas favoritas. Lo que puedo afirmar es que para ella Mayorga es, desde entonces, una de sus personas favoritas.
Y… ¡qué decir de su vocación de servicio y su amor por Badajoz! Incuestionables durante toda su vida. Se puede corroborar sin dificultad con argumentos contundentes: fue colaborador de Cáritas, costalero de la Soledad, miembro de la Hermandad de Nuestra Señora de Bótoa, participante en las actividades del Regimiento Castilla, fue uno de los primeros carnavaleros y fundador y Presidente del Club del Caminante en sus dos décadas iniciales.
Nadie podía imaginar, en 1.983, el impacto que tendría con los años este club en Badajoz. Con el objeto de fomentar la participación de la sociedad en las actividades deportivas universitarias, se propuso al Rector, a través del Servicio de EF y Deportiva, organizar el “Primer Paseo Badajoz-Elvas”, que fue ampliándose a otras rutas urbanas, y “El Ancla” se convirtió en el punto de encuentro de los cada vez más numerosos y entusiastas caminantes.
El club atravesó épocas de gran auge y otras de cierta dificultad. Pero ahí estuvo oportuna la AVVSM, ofreciendo desinteresadamente sus instalaciones para que el club pudiera celebrar sus reuniones.
Si hay una fecha para grabar a fuego en la historia del Club del Caminante, convertido ya en una gran familia, es 1.989. Ese año se propuso recuperar la peregrinación a la ermita de Nuestra Señora de Bótoa, para festejar una romería anual, tradición que llega intacta a nuestros días.
Por todo lo expuesto anteriormente, la AVVSM designa como “Vecino del Año 2.019” a D. Manuel Mayorga. Un fuerte aplauso.


 
Hablar de D. Emilio González Barroso es hablar, necesariamente, de música, porque la música es tan necesaria para él en su vida como el aire que respira.
Maestro Nacional y Profesor de Música (de acordeón, de piano, de viola…) por los Conservatorios de Sevilla, Madrid y Badajoz.
Cursó Musicoterapia en la Universidad de Valladolid y Pedagogía Musical en la ciudad húngara de Keskemet.
Ha sido profesor en multitud de Conservatorios y Escuelas Municipales, ha dirigido Corales, fundó y dirigió el Coro Folclórico de Mayores de Badajoz, presidió la Asociación de Coros y Danzas, además de ser el acordeonista del grupo; fue directivo de la Federación de Corales Extremeñas –conocida como FECOEX-, asesor musical de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, comentarista musical de prensa y presentador de conciertos y festivales.
Ha escrito varios libros de folclore extremeño y canto coral, además de recibir numerosos y merecidos premios en su larga trayectoria profesional.
Ejerció como profesor en el colegio San Francisco Javier de Fuente de Cantos, y en los Salesianos y los Maristas de Badajoz, así como de Preceptor en el Colegio-Residencia Juan XXIII de nuestra ciudad.
Me cuenta mi marido que, estando internos su hermano y él en Juan XXIII, D. Emilio los llevaba en su coche (cree recordar que tenía un 600) hasta los Salesianos, donde cursaban sus estudios y D. Emilio impartía clases aquel año.
La AVVSM le dedicó una placa como reconocimiento a su labor como Presidente del Jurado de la popular “Tamborada” durante varios años y le nombró “Candelero Mayor” en la 20ª Fiesta de las Candelas celebrada en 2008, honor que ejerció prendiendo la mecha que encendió la hoguera sobre la que ardió el “Marimanta”, momento del cual conserva un grato recuerdo, a pesar del miedo que confiesa le asaltó en ese trance.
Tranquilo, D. Emilio, que hoy no hay que enfrentarse a ningún fuego. Como mucho, a este merecido aplauso.


              
A Isabel Delgado Parrilla, en su círculo más cercano, se la conoce como Petete. Y Petete no hay más que una. Ese círculo más cercano también sabe que Petete es una mujer irrepetible.
Aunque no la conozco muy de cerca, he oído decir sobre ella que es una mujer solidaria, comprometida socialmente, apasionada de su trabajo, entregada a su familia, empática, simpática, generosa y altruista.
Petete vive desde su niñez en el barrio de Santa Marina, donde todos la conocen –y la reconocen, por ese característico flequillo suyo- además de apreciarla sinceramente, por ese don de gentes que lleva tatuado en su código genético y en su sonrisa.
Petete estudió Trabajo Social y comenzó a prestar sus servicios en Aprosuba, allá por la década de los 70. Allí, a todos los padres que llegaban con la ilusión de hacer lo mejor por sus hijos, los escuchaba, los atendía, los apoyaba, los consolaba, los animaba a luchar por ellos y los acompañaba cuanto podía.
Después de casi una década, pasó a formar parte de los Equipos Pedagógicos, ejerciendo la misma tarea desde un ámbito escolar, en el colegio Luis de Morales y también en la Aneja. Durante más de 30 años persiguió un claro objetivo: la integración social de los niños y niñas que presentan alguna discapacidad.
Predicó con la palabra y con el ejemplo, demostrando a través de su hijo Samuel, con Síndrome de Down, que educación, cariño y voluntad en generosas dosis acaban dando su fruto cuando se trata del desarrollo de los niños.
Tuve el honor de presentar como Candelero de la “Fiesta de las Candelas 2018” a Samuel Colomer. Hoy el honor es por su madre, Petete Delgado, que sigue sembrando de alegría y entusiasmo las calles del barrio de Santa Marina. Un cariñoso aplauso para ella.

 
Antonio Pinto, conocido por todos como Antonio "el del Colacao", también recibió por sorpresa un merecido reconocimiento por su aportación anual con productos de Nutrexpa para regalar entre los asistentes. Ahí posan él y su mujer con Mane y conmigo, en la mesa que compartimos. Son una pareja entrañable que, siendo sevillanos, adoran Badajoz y vienen a nuestra ciudad siempre que pueden a ver a sus innumerables amigos.


 
Otro éxito más de la directiva de la Asociación, cuya labor es encomiable en todos los sentidos. La autoría de las fotos de este reportaje es de D. Rafael Sequeda, otro miembro de la Junta Directiva que se desvive por la buena marcha de la Asociacion. Gracias por facilitarme tus instantáneas para documentar gráficamente esta crónica.

                              ¡Nos vemos!
 
 


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