Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 29 de enero de 2017

Una gran lección



Es difícil para un niño gestionar sus impulsos al término de una competición o de un partido, sea de lo que sea, tanto si gana como si pierde. Lo más habitual es que se dejen llevar por la rabia o la impotencia ante la frustración, o por la soberbia y la prepotencia ante el éxito. Por más que los maestros intentemos inculcarles valores como la humildad, la generosidad, la aceptación de sus limitaciones, la cabra siempre tira al monte, y llegado el momento cometen los mismos errores. 




Tal vez por eso he pensado en mis alumnos cuando he escuchado las noticias sobre el Open de Australia. La final, entre los dos grandes tenistas Nadal y Federer es, en sí misma, una lección ejemplar de lo que quiero que aprendan todos los niños en edad escolar. Ha sido un partido de gran desgaste físico, muy igualado, que cualquiera de los dos habría podido y merecido ganar. Se ha proclamado campeón Federer, a sus 35 años, que lejos de vanagloriarse por su victoria, le quitó importancia para dársela a su rival en la pista. Y Nadal, de 30 años, abatido por el cansancio, supo aceptar la derrota con la deportividad que le caracteriza, asegurando que su contrario ha sido mejor, pero que luchará para volver a ganar el trofeo en el futuro. Esa es la actitud. Los admiro -¡quién no…!- y tienen que ser un referente para los jóvenes. Han dado, sin duda, una gran lección.



1 comentario: