Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

martes, 20 de septiembre de 2016

Escaño 301



Soy senadofóbica, lo confieso. 
Antes el Senado era como un pintoresco cementerio de elefantes al que iban a parar los políticos acabados, y ahora es un confortable refugio de mangantes, que gracias a su privilegio y condición de aforados, pueden escurrirse entre los dedos de la injusta justicia. Rita, últimamente apodada “la cantaora”, aunque estemos todavía a la espera de su particular concierto, no solo se blinda ante la ley como senadora, es que además tiene la desfachatez de permitirse no asistir a su obligada presencia en su nuevo escaño 301, pero no renuncia a cobrar íntegramente su sueldo de cinco mil euros mensuales. 
Puede que se haya cogido una pataleta porque sus amiguitos la han invitado a abandonar el partido y se ha visto relegada a integrarse en el grupo mixto, y a lo mejor no le gustan sus vecinos de asiento, o sencillamente se diga: “hoy no me quiero levantar, porque yo lo valgo”. Como quiera que sea, esto es lo que hay. 
Ajo y agua. 



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