Es nuestro trigésimo sexto aniversario de boda. Aunque, antes de la boda, ya llevábamos diez años de ligues y de novios formales.
Nos casamos, fuimos felices y tal y tal...
Vinieron los hijos, uno tras otro, y aumentaron los proyectos, los problemas, las alegrías, los gastos...
Ahora que nuestra prole tiene su propia vida, hemos entrado en una etapa serena de nuestra convivencia.
Hoy me felicitaba una compañera y me preguntaba dónde está el truco para mantener la vida en pareja durante tantos años. Le contesté que no tengo truco, lo que yo tengo es suerte. Suerte de haber conectado con el hombre perfecto para convivir: el que me complementa, el que camina a mi lado, el que me hace reir, el que me quiere y me lo dice cada día, el que me abre los ojos, el que satisface mis deseos, el mejor padre que conozco, el marido del que puedo presumir y presumo.
¿Receta...?
Ingredientes:
- una base sólida de amor verdadero,
- un relleno de proyectos e intereses en común,
- y una capa externa de tolerancia y respeto.
Se adorna con pinceladas de sencilla alegría
cotidiana.
Se mete en el horno de la pasión, y se come calentito
al principio, y algo después en frío, pero con gusto.
Y si un día sienta mal al “estómago”, un poquito de
dieta blanda.
Y tirando.
¡Feliz aniversario, cariño!
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