He conocido Melilla, y me he llevado una grata impresión de la ciudad: un enclave en el norte de África en el que conviven en paz 86.000 habitantes de distinta procedencia, religión y lengua.
Un deleite patear sus calles y contemplar sus maravillosos edificios modernistas y de art déco, todo explicado por José, un guía muy preparado y simpático, además de popular, que iba saludando a todos sus paisanos durante el recorrido turístico.
La comida fue en el hotel, y entre las viandas no podía faltar el típico cuscús. Y durante la cena, en el restaurante "La Pérgola", pudimos degustar, entre otras delicias, langostinos "Mar Chica".
Al día siguiente nos esperaba una importante celebración en La Legión: el 98 aniversario de su fundación, con visita a sus instalaciones, desfile y condecoraciones varias, y comida compartida de visitantes y familiares con los legionarios.
Por la tarde, visita por toda Melilla la Vieja, con el mismo guía del día anterior, que nos amenizó los kilómetros que recorrimos y nos explicó los pormenores de cada rincón que nos descubría.
Por la noche fuimos a cenar al restaurante "La muralla", muy típico, con una decoración preciosa y una comida exquisita.
Al día siguiente emprendimos viaje hacia Fez, en Marruecos. Pero ese será otro post.
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