Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 11 de enero de 2015

La invasión



Me han llamado poderosamente la atención las declaraciones de la presidenta del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género con respecto a esa tradicional costumbre tan nuestra, como es que los hombres piropeen a las mujeres por la calle. Lo que siempre ha sido aceptado y asumido con normalidad, es ahora objeto de interpretaciones que, personalmente, considero exageradas. Ángeles Carmona tacha el piropo como “una auténtica invasión en la intimidad de la mujer” y aboga por erradicarlo. 


Los más adictos a esta práctica han sido, desde tiempos inmemoriales, los albañiles. No se les escapaba ni una, y hablo en pasado porque en la actualidad están en peligro de extinción, y con ellos, esta “invasión a la intimidad” como ahora se denominan sus gracias. Soy mujer, y nunca me he sentido atacada cuando me han piropeado, unos con más salero que otros. 


Deseo igualdad de género en el mundo laboral, en la vida familiar y doméstica, pero este tema me parece una memez. Aunque algún desconsiderado grite con sorna en alguna ocasión: “¡Tienes menos gracia que los chistes de mi suegra!”,  la mayoría de las veces vocearán algo parecido a: “¡Guapa, si fuera alcalde, te hacía una plaza en mitad del pueblo!” 


Ya lo que me falta por ver es que metan a los piropeadores en la cárcel por acoso sexual, mientras los auténticos delincuentes siguen campando a sus anchas.


1 comentario:

  1. Publicado en "Cartas al Director" del diario HOY el "martes y trece" de enero de 2015.

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